Wednesday, November 02, 2005

Los lideres que ando buscando



Hay que revolucionar el sentido común de los chilenos. Debe disputarse la batalla cultural instalando un proyecto de país basado en la solidaridad y el respeto. Un proyecto colectivo en el que todos los actores sociales sean co-artífices del proceso de desarrollo de Chile. Para ello, debemos ser capaces de poner al frente misiones colectivas, en las que se ponga todo el esfuerzo y los recursos para cumplirlas.

“El capítulo chileno de la transición a la democracia se ha cerrado. Ahora, despejadas las odiosidades, nos queda mirar en perspectiva histórica lo pasado y sacar de el lecciones al servicio de Chile y su gente.”(Valdivia, 1996)

Hoy es posible avanzar en una construcción técnica sobre cuál es el camino que debe seguir Chile para alcanzar el tan anhelado desarrollo económico y social. Sin embargo, esa reflexión es lenta y generalmente incompleta. Los vertiginosos cambios de este mundo desbocado (Giddens, 1999) llevan cualquier abstracción contemporánea rápidamente al pasado.

Desde lo anterior es que, paralelo a la preparación técnica que debe adquirir cualquiera que quiera lo mejor para Chile, se debe dar énfasis también a otros dos pilares. El espíritu de servicio público y la sensibilidad social. Chile, al mismo tiempo que necesita dotarse de una buena estrategia para alcanzar el desarrollo, necesita líderes sensibles y con profunda vocación de servicio público.

Un contexto histórico tan incomprensible como el que nos toca vivir y compartir, requiere de un trabajo en tres ejes: Preparación profesional, sensibilidad social y espíritu de servicio. Independiente del modelo a seguir, si alguno de los tres ejes se descuida, no hay modelo que valga. Un país que apueste a alcanzar el desarrollo económico, debe exigir en su clase política el cultivo de estos tres pilares fundamentales.

Espíritu de Servicio

Cultivar el espíritu de servicio es una tarea diaria, es un compromiso que requiere poner el proyecto personal de vida en favor de un pueblo, es sentir que la tarea es el desarrollo de Chile y trabajar sin descanso por ello. Es necesario invitar día a día a trabajar por el país, por su gente y por sus niños. En una tarea ardua, pero que tiene como recompensa estar vivos para ver a Chile alzarse como un país desarrollado, el primero de la región, el primero de América Latina. Para ello se requieren tareas amplias, sentido de misión de país, enfoque absoluto en nuestra gente y una conducta de auto motivación permanente. Necesitamos que todos aquellos que están en política, en especial los que lideran el país, se auto motiven permanentemente para seguir trabajando.

Deben ser invitados todos; las ONG, la iglesia, las JJVV, los clubes deportivos, los scout, los colegios, todos aquellos que sirven sin recibir mas recompensa que ver a Chile mejor. Todos deben ser convocados. Hay que traducirlo en tareas intermedias e invitar a Chile a cumplirlas.

Derrotamos la desnutrición, el analfabetismo, construimos carreteras y todos los chilenos tienen agua potable. ¡pongamos nuevas tareas a Chile! con nuevos estandartes, para que nuestros servidores públicos recuperen la brújula.

Preparar a nuestra gente.


“Se señala que en sólo 150 años, la tecnología conquistó el planeta y creó una civilización mundial. Esta transformación fue impulsada por un cambio radical en el significado del conocimiento, el que sería más esencial para la riqueza de las naciones, que el capital o la mano de obra. Este cambio que se inició hace 250 años en el significado del conocimiento, ha transformado a la sociedad y a la economía. Hoy en día, el conocimiento es el único recurso significativo. Los "factores de la producción" tradicionales -los recursos naturales, la mano de obra y el capital- no han desaparecido, pero se han vuelto algo secundarios” (P. Drucker).

El surgimiento de la sociedad del conocimiento es el cambio de mayor magnitud que se haya registrado jamás en la historia del intelecto.

Comprender esta realidad es extremadamente complejo. Nuestro país es muy pequeño, invisible para el mundo, con un aislamiento geográfico soslayable a través de la revolución de las comunicaciones, pero indudablemente insignificante el marco mundial. Ese papel sólo es comprensible desde el exterior, nuestra clase política debe prepararse bien para comprender el mundo en el que se desenvuelve. Para asumir tareas grandes necesitamos líderes preparados, que hayan recorrido el mundo, que lo dominen y comprendan. Que hayan compartido con otras culturas, que posean conocimiento y entrenamiento para liderar en un mundo diverso y en constante cambio. Preparar a nuestra gente es una tarea compleja. Necesitamos más chilenos estudiando fuera, más chilenos que hablen varios idiomas, más políticos con la ambición de prepararse más y mejor para hacer un trabajo superior.

La carrera política debe tomarse con seriedad y profesionalismo, no es posible que las primeras aproximaciones a esta actividad sean instintivas, sin guía y con profundas distorsiones sobre el sentido de la vida pública. En Chile, al igual que otros países debiera implementarse el sistema de becarios, donde los jóvenes postulen para trabajar junto a parlamentarios y estos les enseñen y muestran el trabajo público. No puede ser que las juventudes políticas tengan ese rol a cargo, más aun cuando dichas organizaciones no cuentan con ningún tipo de apoyo ni respaldo. Ese es un grave error para Chile, ya que de esa manera los nuevos interesados en la actividad política solo aprenden lo accesorio.

Tampoco es posible desarrollar Chile dejando la actividad política exclusivamente en manos de nuestra descendencia sanguínea, o de nuestros círculos sociales. Necesitamos a todos los chilenos, de todos los círculos y todos los colegios.

La importancia de la sensibilidad social para la política.


Las tareas colectivas se construyen con la gente. Junto a ellos, en las campañas electorales, ocupando ese espacio para invitar a un proyecto mayor. No podemos ganar elecciones con deudas personales, o hipotecando nuestras convicciones. Las campañas se ganan comunicando nuestra idea de país, invitando a la tarea colectiva. Presentando nuestra honestidad y nuestra vocación de servicio, presentando el anhelo de ver a Chile mejor. Para ello hay que conocer el lenguaje de la gente, que ellos te conozcan y confíen. La política se juega en el barrio, no es posible hacer buena política lejos de la gente.

La primera de las necesidades fundamentales en el proceso de preparación es conocer al país y a su gente, a sus partidos políticos y a sus líderes. Hablo de prepararse para una gran tarea, desarrollar Chile, ello no es posible sino en terreno. Desde lejos se puede conocer el mundo, pero no Chile. A Chile y a los chilenos se les conoce en el barrio, en la población, en la cancha de fútbol, en la reunión de apoderados, en el comité de adelanto.

No es posible inventar políticas sociales sin conocer antes el sufrimiento de los que se beneficiarán de esas políticas, tecnocracia es lo que menos necesita nuestro país, es un pueblo demasiado complejo para ello, demasiado culto, muy desconfiado para ofrecerle soluciones tecnócratas. Es más fácil invitarlo a una tarea común. Después de todo, tenemos un gran pueblo, solo falta que este pueblo tenga la clase política que se merece. Ahora es cuando.